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Un movimiento ganador




El primer gran traspaso de la temporada NBA ha llegado antes de que ésta comience. Los Thunder de Oklahoma se han desprendido de James Harden a cambio de Kevin Martin, Jeremy Lamb y varias elecciones de Draft. Así, aunque a primera vista puedan surgir dudas, el equipo finalista de la pasada edición soluciona por la vía rápida un asunto que amenazaba con convertirse en una pequeña pesadilla, en un virus interno llamado a afectar a la química del equipo.

Con esto no quiero dejar pasar por alto el rendimiento ofrecido por el escolta durante su periplo por el estado de las infinitas praderas. Allí, con su zurda precisa y sus agresivas penetraciones se convirtió en el mejor sexto hombre del campeonato y en un indiscutible en los quintetos finales del equipo capitaneado por Russell Westbrook y Kevin Durant. Después de esta noticia, la supremacía de esta pareja escala un peldaño más. Es probable que el base dispute más minutos (no tendrá problemas) y que Durant asuma aún más protagonismo en finales de partido apretados (como tiene que ser).

Kevin Martin es un fantástico escolta, un profesional de la anotación con muchos y variados recursos en la parcela ofensiva. Además, el hecho de que no necesite abusar del balón ocasionará menos conflictos de ego de los que podría suscitar el afán acaparador de Harden. Jeremy Lamb, por su parte, es canela en rama, uno de los mayores talentos de una escuela, la de la Universidad de Connecticut, de la que han salido escoltas tan fantásticos como Ray Allen, Rip Hamilton o Ben Gordon. Su muñeca, su elegante suspensión y su inteligencia dentro de una cancha le han de convertir en un referente de la liga. Démosle, si no, tiempo al tiempo.

Los Rockets, dirigidos por Kevin McHale, reciben una fuente anotadora que cuando tiene el día parece inagotable. Sin embargo, habrá que ver si el bueno de Harden es capaz de adaptarse al modelo de juego coral propuesto por el mítico número 32 de los Celtics.

La mayor parte de expertos y columnistas de los grandes medios de comunicación norteamericanos expresarán sus dudas acerca de este movimiento. La mayoría hablará de una segura merma en las opciones de campeonato de unos Thunder que se quedaron muy cerca en temporadas pasadas. Sin embargo, yo, desde mi modesta atalaya y desde la ignorancia más absoluta de lo que se cuece en los despachos de un equipo NBA, respeto y saludo este traspaso. Los Thunder seguirán corriendo el contraataque, jugarán mejor en estático y brillarán más en el futuro de la mano de un Jeremy Lamb que tiene todos los ingredientes de un plato de alta cocina. 




UN ABRAZO Y BUEN BALONCESTO PARA TODOS